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Café Zoom. Alicia Dujovne Ortiz.
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Café Zoom. Jacqueline Pons.
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Urbis, caracter urbano.
Rue Mont Cenis, Paris XVIII.
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mapas
Las ciudades de mi pasado
se van desdibujando
como mapas
trazados con niebla
tal vez por el tiempo que ejerce su oficio
Tal vez por mi tozudez
De dibujar nuevas ciudades
Hoy no sabría decir con certeza
Si Boyacá termina en Gaona
Si sube o baja Viamonte
O donde quedó el Correo central
Y tengo que buscar el nombre
Del Pati Llimona
Y el de la calle donde nos besamos con palabras
Se van borrando
Se van volviendo transparentes
De vez en cuando
Si vuelvo a caminarlas
Vuelvo a dejar trazos de memoria
Pero son trazos hechos deprisa
De pánico al olvido
Provisionales
Que se borran con el viento de los días
O el del avion
Y en mi memoria vuelven
Los mapas a medias
Los planos nebulosos
Y a veces me quedo sin pasajes
Donde colgar los nítidos recuerdos.
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soldado
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lengua
¿Qué idioma tendrán mis hijos
Si el mio ya no es
Precisamente el de los argentinos
Ni el de una taberna de la calle Laurel
Ni el que se habla en el Moll de la Fusta
Ni el de calle Preciados
Ni el de Avenida Cabildo?
¿Qué idioma tendrán mis hijos
Si el mio es un castillo de palabras
Construido durante años
alimentado en aeropuertos
En melodias, en deslumbramientos
En dos mares diferentes
En cien ríos
En tantas aguas
De sonidos desiguales?
¿Qué idioma tendrán mis hijos
Si en el mio habitan
los cafés de la madrugada del Borne
Las noches de Corrientes
Serrat, mis padres, Atahualpa
mis maestros, la Walsh, Barcelona,
Les Luthiers, Kundera, Abelardo,
Julia y todas sus mañanas
Dalmiro, Facundo, plaza Irlanda,
TV3, Salvat, tantas novelas,
Peret, Bioy, mis amores,
Mis amigos, sus lecturas, chacareras,
Y todos van en procesión
Codo con codo
Asaltando mi pensamiento a cada paso?
¿Qué idioma tendrán mis hijos
Si la calle ahí fuera habla extranjero,
Si menosprecia mi lengua
Como una lengua de segunda
De chambre de bonnes
De detrás de la barra?
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Noticias de Francia II
La violencia
Duerme un sueño turbulento
En los músculos de la banlieue
En las neuronas de la ville
Y a veces se despereza
Abre un ojo en un área de servicio de la autopista
En el parking de un supermercado
En el escritorio de una élue mezquina
En la jerarquía que lo ensucia todo
La violencia
habita las horas del que espera
Lo que le prometieron
Es hija del odio
Nieta del miedo
Ramas estériles
Del árbol genealógico de la estupidez
La reina madre
De un país con traje de república
Y huesos monaaarquicos
Sangre de abolengo
Escudo de armas
La violencia duerme
Dispuesta a que un golpe de viento
La despierte
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Noticias de Francia
El cuerpo tumefacto de la fraternidad
Ha sido hallado
a la orilla de una cité
Anoche a las nueve y media
Delgada, disminuida
Y con marcas de tortura en la piel
Ha sido detenida la libertad
Acusada del delito
Mientras la igualdad sigue huida
En paradero desconocido.
Las miradas de través han herido
A unos cuantos niños que cruzaban
La primavera en rojo
Pero con buenas palabras insultantes
Amenazas vestidas de seda
Promesas de aplausos
Terminaron por rendirse
Tratar de usted al ofensor
Retirarse a dormir temprano
Después de mirar el 20 horas
y digerir los palos que se vienen
Con certeza el cielo
Será precisamente
Lo contrario que diga la météo
Aunque últimamente
El gris permanente que albergaba los ciudadanos
Que entristecía las miradas
Que impermeabilizaba lo espíritus
Ha abandonado las mañanas
Cerraron una oficina publica
del suburbio Este
un remolino de tristezas bloqueó
la puerta y la sabiduría
y dos montículos de rabia
a ambos lados del mostrador
atrincherados
se niegan a salir
Se comenta por los pasillos
Que Napoleon XXI se encanta en el espejo
Mira ojo sabio y calcula
Si el tornillo soporta otra vuelta
Y promete
Trabajo
Esfuerzo
Libertad
Igualdad
Fraternidad
No sabe que murieron
Huyeron
Se entregaron
La otra noche
Cosas que quiero que aparezcan en mi próxima novela
Una mujer esperando un bus
que pasa por la otra cuadra
Una duda que no termina de resolverse
El aroma de los azahares
El sol sobre un lado de un jardín
La lluvia sobre una calle
Del barrio de Caballito
Una siesta con torcazas
El asalto inesperado de los jazmines
Por la calle Corrientes
Un conflicto que apenas se note
Y un pensamiento que nos guíe
Palabras pare leer con ojos abiertos
Un piano que resuene en un salón vacío una noche de inocencia
Silencio
Espera
Recuerdo
Una tormenta de verano
El regusto que dejan las fresas
cuando ya no queda ninguna
Un hombre que pasea un perro cojo
Un párrafo de endecasílabos
La alegria tibia del regreso
Y una historia
Digna de ser contada.
abrí los ojos
y el día estaba cerca
no tardé más de una duda en levantarme
mientras se enfría el café con leche
y las calles se pueblan me dispongo
a salir con las armas cotidianas
a entregarme a los brazos de la inercia
a mirar la calle desde el palco
a prestar atención a los cretinos
a volver a volver a repetirme
a comer de dos a dos y media
a sentir la pulsión del tiempo en fuga
a mirar el reloj de contrabando
a llenarme de cuentas regresivas
para salir a libertad y cinco
y entonces sí desandar la tarde
cambiar las calles por otras menos grises
bajar las ramblas, acercarme al puerto
y antes de que oscurezca irme a casa
la otra soledad, la otra nada
y regresar a donde estoy sentado
con el amor y con el día a cuestas
y la sospecha de estar en la huella
que no es mía porque otros la han pisado
con dos dedos de agua en las alforjas
y para colmo con rumbo equivocado
¿será mucho más largo el camino
para llegar hasta dónde te amo?
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Paris oculto II, en DEX
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Los trenes de la madrugada
El número once ilumina la noche
Y el resto del sueño que les queda
Y van ojos cerrados, pasos torpes
La fatiga y el eco de la cena
uno disfruta el único descanso
del día de trabajo que le espera
otro escucha sin gesto la radio
otro calcula el sábado en la feria
Faltan seis minutos para la hora
Y el vagón se llena de fantasmas
Cada quien con su íntima derrota
Su cansancio y su droga blanda
Coinciden en este punto de la historia
En los trenes de la madrugada
Las manos hacen un círculo en el vaho
Por donde mirar la cuenta atrás
Estaciones tras las estaciones
Y no hay manera de no llegar al final
Miran entrar otros condenados
Y se preguntan hasta donde irán
Prefieren por un rato estar solos
Y no tienen nada más que soledad
Faltan dos minutos para la hora
Y se van llenando de perdidos
Cada uno trae un bolso y una soga
Un rencor y un desafío
Cada mañana la misma historia
En los trenes de los sueños marchitos
Parten los trenes de la madrugada
Cierran las puertas y ya son prisión
De los que nunca conocen la condena
De silencio, jerarquía y televisión
Un remolino de vías y reflejos
Quedan atrás la vida y Saint Lazare
No se preocupan, les dicta el camino
Algo más poderoso que el azar.
Faltan apenas veinticuatro horas
Para que vuelvan a repetir la nada
las promesas nunca vienen solas
y el abismo está detrás de la ventana
Condenados a repetir la historia
En los trenes de la madrugada
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Georges en el armario
La pobre señorita no supo qué hacer
Con tanto hambre curioso y libertario
Miró al cielo, resopló otra vez
Y guardó la llave en su bolsillo blanco
Y ahí está Georges, en la oscuridad
La maestra lo llevo a las tinieblas
No tiene miedo, enciende su luz
Y el niño pare al hombre que se rebela
Y miren
Miren como crece
Nadie tan libre en tan poco espacio
Escuchen
Detrás de la puerta
El mundo de George cabe en un armario
Y vean
Como se despliegan
El paraguas, la muñeca y el gorila
Y sepan
Que no la bomba
Sino el poeta desata la anarquía
La puerta cerrada y el mundo detrás
Un mundo ancho, ajeno y gris de ausencia
Y el silencio de Georges empieza a estar de más
El universo estalla en su cabeza
Conoce ahora por primera vez
La comedia bufa de las autoridades
Entiende que la fuerza es el poder
Y que su vida va a ser buscar verdades.
Y miren
Miren como camina
Nadie tan libre con tanto bigote
Escuchen
Detrás de la cortina
El mundo de Jorge cabe en tres acordes
Y vean
Como explican todo
Los enamorados de los bancos verdes
Y sepan
Cada cual a su modo
que los corazones nunca se pierden
Y ahi està Georges, que siente en la piel
la doctrina que imponen los ignorantes
No tiene miedo, conoce su luz
Y el hombre le pide al niño que lo acompañe.
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Café Zoom. Emma Milan, cantante (y2)
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Café Zoom.Emma Milan, cantante
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Raskolnikof
Crimen no es matar; es estar muerto
y no decirte que no me queda vida.
Crimen es el silencio de los sordos
y la indolencia de los homicidas.
Crimen es ocultar la retirada.
Crimen de leso amor es la rutina.
Criminales abyectos son tus ojos
un instante después de la mentira.
Crimen la felonía y el pecado
de ignorar el tiempo de la despedida.
Crimen es, al fin, haber dejado
que el miedo se nos vuelva cobardía.
Crimen es tantos años sin mirarnos.
Castigo no es la muerte, es la agonía.
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Café Zoom. Carlos Rapolla
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pequeño diccionario de emergencias
la palabra dios se desdibuja y deja unas líneas desprolijas luego varios puntos luego nada, la palabra naranja me llena la boca de saliva y las ganas de morder una naranja que queda en la heladera, la palabra tiempo no significa nada queda a cargo de los otros no termina nunca de llegar, la palabra mujer tiene ojos de azúcar moreno camina como si el mundo tuviera futuro y es como debería ser la humanidad, la palabra agua duerme bajo siete llaves hasta que venga el héroe del cuento a liberarla, la palabra poema late sin darse por vencida aunque a veces la desligue de la poesía, la palabra alegría vuela por el salón salta a la cama y se parece bastante a la palabra lucidez, la palabra bondad es sinónimo preciso de la inteligencia, las palabras futuro es femenina y es masculina respiran con vigor explican todo y duermen a doce pasos de donde escribo.
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Café Zoom. Oscar Choy, Locutor
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trascendencia
trascendencia Mis novelas no las lee ni el loro son horas de haber leído de haber vivido de haber callado guardadas en una carpeta de mi ordenador silenciosas Mis poemas no los lee ni el gato están fabricados con desamor con carreteras, con admiración guardados en un rincón de mi computadora bailan quietos Mis cuentos, mis artículos mi teatro no los lee nadie son intentos casi vanos de hilar un pensamiento de tejer sentimientos esperan a nadie junto a las novelas y los poemas Pero ahora duermen a unos metros de estas palabras dos sueños dos vuelos dos fuerzas es Luna y es Bruno que un día sentirán curiosidad por el iluso de su padre y pasearán sus ojos por mis viejas lineas que forman los poemas, las novelas el teatro, los cuentos, los artículos y les darán el sentido que tuvieron desde la primera línea.
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Café Zoom: Carlos Salem

Carlos Salem: «La novela tiene que tener lirismo»
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Alicia Dujovne Ortiz en Café Zoom.
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Soraya Vitola en Café Zoom.
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Nueva novela a la venta

Con envío a Francia 22€, a Europa 27€ : https://paypal.me/fmblasco
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María Amaral, artista plástica (y 2)
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Maria Amaral, artista plástica (1)
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Karp, artista plástica
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Café zoom orgánico. Filigranas.
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Sol Milovich, coach
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ensanchar la grieta
Llevamos bastante más de una década y media en que el panorama social en la hermana República de Feudalia vive, come y duerme atravesado por la renombrada grieta. Una noche de premios, a un periodista de la República se le ocurrió mencionar la palabrea para enunciar el desacuerdo a dos aguas que aqueja el país, y ahí quedó el término. Grieta por aquí, grieta por allá, las posiciones de los dos grandes bandos de la sociedad, fijos como son, tercos como hablan, solo se mueven para alejarse del otro y así hacer más grande nuestro destino de grieta. Ninguna o casi ninguna de las voces que se escuchan por ahí se preocupa demasiado por asumir una mirada crítica, basta con que una opinión sea la de este lado dela grieta para asumirla como propia y defenderla hasta la fatiga, intelectual, del otro. Aunque el objeto de la defensa provoque más sonrojo que otra cosa. Son cosas de los pensamientos perezosos, más sencillo es confirmar lo que ya vengo pensando que enfrentarme a mi propio pensamiento. Muchos confunden, porque la práctica lo confirma, tomar partido con sacar partido. Hay algunos casos que frente a realidades insoslayables – pobreza creciente, vacunación militante, precios descontrolados y tantos otros éxitos de los diferentes gobiernos- han expresado su queja, su hasta aquí llegó mi amor, su me planto. Honrosas como son, son excepciones. La mayoría continúa apoltronada cada una en su lado tirando piedras al otro, que así se aleja cada vez más. Esta es la oportunidad.
Los lados opuestos de la grieta mantienen un diálogo de ciegos como los enamorados, que no va a llevar a nada. Seguirán separándose poco a poco, agrandando la grieta más y más. Y cuanto más se ensanche la grieta, más espacio fértil quedará para los otros, para nosotros, los que desdeñamos los lados, los pensamientos precocidos, la ceguera. Como si de una historia de Garcia Marquez se tratara, deberíamos alentar la grieta, empujar los bordes, hasta que nos quede un terreno claro, amplio, limpio donde refundar un país como la gente. Está claro que con ninguno de los extremos de la grieta eso será posible.
Ya veremos lo que nos queda, porque esta dinámica grietista es autodestructiva como pocas. Cierto, no para todos, nuestros electos suelen beneficiarse de la grieta y de la distancia, por eso la alientan, la azuzan, sobre todo en época de elecciones, que es la mitad de nuestras vidas. La mejor forma de asegurarse que los corderitos de este lado vayan y pongan su voto con el nombre del politicen de guardia es alimentar un odio artificial hacia el otro lado, o lo que es lo mismo, el miedo a lo que pueda venir si es el otro lado el que gana, sin mencionar como vivimos durante todos estos años, lustros, décadas en los que gobernaron ellos. Lo más lamentable es que los intereses oscuros de unos cuantos políticos, que es casi equivalente a delincuentes, haya provocado el odio verdadero, real, palpable, el que provoca que amigos no se hablen, que familiares no se vean, que sean imposibles los encuentros con personas con opinión diferente.
Ampliar la grieta en Feudalia es la tarea, y sembrar trabajo en el espacio que nos quede a los no binarios, los que no nos creemos sus patrañas. A los que estamos hartos de tanta estupidez ambiente.
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Militate el ansiolítico
Vos, que sos un tipo bien, relajado, enterado. Vos que querés el bien común, defendés a los pobres y a los desamparados aunque tu comodidad no te obligue. No te va del todo bien o sí, podés alquilar un mono ambiente en Villa Crespo o tener tu propiedad en un barrio privado de San Isidro. Defendés el proyecto de país, porque te sentís cómodo rodeado de los actores con los que creciste, de músicos que lanzan mensajes progresistas, de artistes comprometides. Te definís librepensador, aunque te sientas comprometido a coincidir casi siempre con las opiniones de las mismas personas. Pero te empeñás en compartir por twitter tus opiniones compartidas, por facebook tu ironía de escritorio, porque cada opinión es militancia. O estás del otro lado, y defendés el otro proyecto, el de la república nominal, el de la modernidad, sin que el pensar y cuestionar permita resquebrajamientos en tu opinión. Los dos, cada quien en su comodidad, son militantes de una idea, de un proyecto, aunque probablemente no tengan claro de qué se trata. Me imagino lo mal que lo pasas a veces, cuando tu verborrea se encuentra con la realidad. Porque no quisiera estar en tus zapatos cuando te sentís comprometido a militar una declaración de Duran Barba, o quien se ve en la obligación de defender los vacunados de privilegio, o argumentar la inauguración de un barrio sin terminar, o unos tarifazos desorbitados de los servicios. Sería incapaz de hacerlo, de poner la cara para sostener el descaro de Mauricio Macri para justificar la deuda con la tasa más alta conocida, o la estafa a los jubilados del gobierno de Alberto Fernandez, o la deriva monárquica del kirchnerismo , o los negociados de algunos ministros macristas. Son muchos años, la lista es larga. El vaciamiento de los ferrocarriles, con resultado en tragedia, las empresas offshore, al GestapoArgentina, el negreo de Donda, la prepotencia de Cabandié, los negociados repetidos, los bonos a cien años, el Delfin sin formación, el tren bala, los caudillos del Siglo XXI, los periodistas militantes, ese contrasentido, a Marcos Peña, el feminismo selectivo, el machismo disimulado, las incursiones Goebbelianas de muchos medios de comunicación, la paternidad pueril de Alberto…
¿Cuántas veces tenés que hacerte el distraído cuando ves que el referente intelectual de tu proyecto es Lopérfido? ¿Cuántas tenés que mirar para otro lado cuando ves que el referente intelectual de tu proyecto es Copani? Me pregunto si ya anulaste definitivamente tu pensamiento crítico, y bajo el paraguas de la militancia vas engullendo sapos de todos colores y tamaños sin quejarte. Orgulloso. Convencido. No encuentro otra manera de que puedas ir a dormir en paz cada noche. Para que al despertarte el día tenga sentido. Para que no necesites visitar tu pastillero un par de veces por día para hacer tuyo un Lorazepam que te haga la digestión menos pesada, la militancia soportable. Porque con la realidad social y política de la hermana República de Feudalia es difícil que una mente lúcida pueda optar por otro camino que el de el enojo y la puteada. No quitemos mérito al poder; no es sencillo y requiere de un trabajo largo y arduo conseguir una sociedad tan uniformemente acrítica. El gobierno, previsor, ya está a punto de promover un nuevo programa que acerque las necesidades básicas para el total de la población: Ansiolíticos para todos.
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Tiempo de Bombitas
El carnaval ya pasó, con sus petardos y sus bombitas de colores, pero no para todos. Mientras la mayoría de la humanidad nada en el barro para avanzar un día más con la esperanza de superar la pandemia sin demasiado perjuicio, la casta política vive su fiesta cotidiana. Apartados de la realidad de la mayoría, ciegos a la angustia que habita las calles, las casas y las escuelas, los políticos viven sus vidas de privilegio de casta. Están convencidos de que ocupan ese lugar por un designio casi divino; los votos que vienen con regularidad solo deciden qué lugar en el entramado del poder ocupan. Ficcionan sentimientos y peleas, inventan enemigos, fingen convicciones. Viven desconectados de la realidad en la que vivimos nosotros. Enfrentan a la población entre sí con consignas vacías, que la población parece dispuesta a creerse, siempre tienen lugar para un acuerdo cuando el tema conviene a sus intereses. Se han construido otro mundo, diferente al nuestro y que se desarrolla en los mismos lugares a veces, pero que está tan lejano como una galaxia o como el pasado. Forman una nueva aristocracia del voto, cambian de sillón pero siempre son los mismos, tal vez porque cuentan con una hueste de lacayos, a sueldo o no, que los defienden en todo momento y ante cualquier cuestionamiento. Hacen su show cotidiano en radio, televisión y en la prensa, siempre tienen un foco y un micrófono disponible para ellos. Mientras nosotros, los demás, la gente, miramos entre atónitos y enrabiados. Consumimos horas de su imagen de príncipes cafiolos, de sus declaraciones que a veces no resisten el tamiz del sentido común, de su desparpajo de clase. Los vemos reírse y tomar decisiones que efectivamente cambian nuestras vidas para peor, y las suyas para mejor. Comparamos los trenes de vida, las casas, las costumbres, y no nos queda más camino que la depresión o el avión. Pero ha llegado un punto de desconexión tal entre la casta política y la gente, una desviación tan grande en los niveles de vida de esos dos estamentos de la sociedad que estamos cerca, vaticino sin vergüenza, de que algo cambie. Recibimos demasiados palos, pagamos demasiadas facturas, sufrimos demasiadas injusticias, y todo ser humano tiene un limite. La película Relatos salvajes lo resumía muy bien en la historia de Bombita Simon, un ingeniero que, presionado por una serie de circunstancias adversas -divorcio, incomunicación, desempleo- conoce su limite cuando la grúa le lleva injustamente el auto. Conocerá la mayoría el final, y a los que no lo conocen les recomiendo que utilicen una hora y media de sus vidas en ver casi todos los relatos, en especial los de Bombita y La propuesta. Sin desvelar detalles para estos últimos, el personaje encarnado por Ricardo Darin cede a la necesidad de descargar toda la agresividad recibida mediante la violencia. Y me pregunto en qué punto estaremos como sociedad de soportar miserias impuestas por la casta política, si ya nos despidieron, nos aislaron, nos metieron, nos burlaron, nos hambrearon, nos separaron, nos incomunicaron. Cuán cerca estará la reacción de la gente, si no legal, legítima; si no deseable, natural. Sospecho que no le queda mucha cuerda a la paciencia.
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Café Zoom 1.6.21 Luisa Futoransky
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