Te amo desde el centro de mi llanto. Te amo desde el fondo de mis hijos.
A pesar de todo lo robado.
A pesar de la bronca sin respiro.
Te amo con tu cielo encapotado.
Te amo con tus soles, de a poquito.
Te amo, aunque me hayas olvidado. Te amo desde aquí, desde tu olvido.
No sé por qué te amo. No me pidas que te explique cuestiones tan filosas, ni que busque a mi amor una salida.
Te amo con tus eventuales rosas
y con tu eterno y fiel jardín de espinas.
Será porque no sé hacer otra cosa.