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Militate el ansiolítico

Vos, que sos un tipo bien, relajado, enterado. Vos que querés el bien común, defendés a los pobres y a los desamparados aunque tu comodidad no te obligue. No te va del todo bien o sí, podés alquilar un mono ambiente en Villa Crespo o tener tu propiedad en un barrio privado de San Isidro. Defendés el proyecto de país, porque te sentís cómodo rodeado de los actores con los que creciste, de músicos que lanzan mensajes progresistas, de artistes comprometides. Te definís librepensador, aunque te sientas comprometido a coincidir casi siempre con las opiniones de las mismas personas. Pero te empeñás en compartir por twitter tus opiniones compartidas, por facebook tu ironía de escritorio, porque cada opinión es militancia.  O estás del otro lado, y  defendés el otro proyecto, el de la república nominal, el de la modernidad, sin que el pensar y cuestionar permita resquebrajamientos en tu opinión. Los dos, cada quien en su comodidad, son militantes de una idea, de un proyecto, aunque probablemente no tengan claro de qué se trata. Me imagino lo mal que lo pasas a veces, cuando tu verborrea se encuentra con la realidad. Porque no quisiera estar en tus zapatos cuando te sentís comprometido a militar una declaración de Duran Barba, o quien se ve en la obligación de defender los vacunados de privilegio, o argumentar la inauguración de un barrio sin terminar, o unos tarifazos desorbitados de los servicios. Sería incapaz de hacerlo, de poner la cara para sostener el descaro de Mauricio Macri para justificar la deuda con la tasa más alta conocida, o la estafa a los jubilados del gobierno de Alberto Fernandez, o la deriva monárquica del kirchnerismo , o los negociados de algunos ministros macristas. Son muchos años, la lista es larga. El vaciamiento de los ferrocarriles, con resultado en tragedia, las empresas offshore, al GestapoArgentina, el negreo de Donda, la prepotencia de Cabandié, los negociados repetidos, los bonos a cien años, el Delfin sin formación, el tren bala, los caudillos del Siglo XXI, los periodistas militantes, ese contrasentido, a Marcos Peña, el feminismo selectivo, el machismo disimulado, las incursiones Goebbelianas de muchos medios de comunicación, la paternidad pueril de Alberto…

¿Cuántas veces tenés que hacerte el distraído cuando ves que el referente intelectual de tu proyecto es Lopérfido? ¿Cuántas tenés que mirar para otro lado cuando ves que el referente intelectual de tu proyecto es Copani? Me pregunto si ya anulaste definitivamente tu pensamiento crítico, y bajo el paraguas de la militancia vas engullendo sapos de todos colores y tamaños sin quejarte. Orgulloso. Convencido. No encuentro otra manera de que puedas ir a dormir en paz cada noche. Para que al despertarte el día tenga sentido. Para que no necesites visitar tu pastillero un par de veces por día para hacer tuyo un Lorazepam que te haga la digestión menos pesada, la militancia soportable. Porque con la realidad social y política de la hermana República de Feudalia es difícil que una mente lúcida pueda optar por otro camino que el de el enojo y la puteada. No quitemos mérito al poder; no es sencillo y requiere de un trabajo largo y arduo conseguir una sociedad tan uniformemente acrítica. El gobierno, previsor, ya está a punto de promover un nuevo programa que acerque las necesidades básicas para el total de la población: Ansiolíticos para todos.